miércoles, 15 de abril de 2015

La masonería destronó a Alfonso XIII al consagrar España al Sagrado Corazón


“Prefiero morir desterrado, repliqué con viveza, que conservar el trono y la corona al precio de la traición y la perfidia que me propone”


Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Al cumplir los 16 años fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado, el 17 de mayo de 1902. 

Quiso reinar en España como Rey justo, su principal objetivo fue regenerar la patria. Bajo su reinado, España alcanzó el mayor nivel de población desde época romana y llegó a ser una nación industrial. Volvió abrir la cuestión de Marruecos e intentó fomentar en España aquella reforma social tan necesaria –después de años de desbarajustes gubernamentales- a favor de las clases necesitadas. Además, luchó para que el ejército dejase de ser una organización atrasada a los adelantos modernos e impulsó la marina. Por último, tuvo un especial desvelo por los gobernadores y alcaldes que no cumplían las leyes.

El monarca reconoció en una histórica conversación con el padre Mateo Crowley-Boevery, Apóstol de la Entronización del Sagrado Corazón, que doce señores de una delegación de la francmasonería internacional fueron a visitarle, y en una de las dependencias de Palacio, fue desafiado y amenazado con la abdicación y destierro si no consentía las deshonestas proposiciones que le planteaban.

En aquel momento, se limitó a expulsar a la delegación “con cajas destempladas” y a describir los hechos al conocido eclesiástico, promotor del imponente monumento del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles, el cual posteriormente divulgaría la confidencia regia. La plática entre Alfonso XIII y el padre Mateo Crowley-Boevery tuvo lugar a raíz de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, El Apóstol de la Entronización del Sagrado Corazón relató así el testimonio del monarca:



«Padre, he tenido un gran gusto en cumplir en el Cerro de los Ángeles un deber de católico, pues el enemigo de nuestra fe está dentro de la ciudadela. Y le doy una prueba: en este mismo salón me vi obligado a recibir una delegación de la francmasonería internacional. Unos doce señores. He aquí lo que me dijeron: Tenemos el honor de hacerle ciertas proposiciones y garantizar con ellas que V. M. conservará la Corona y España servirá fielmente a la Monarquía, a pesar de las crisis tremendas que la amenazan, y reinará en un ambiente de paz.

Y al preguntar qué proposiciones eran aquellas, dicho señor me presentó un rico pergamino diciéndome: Con su firma pedimos a Su Majestad, dé su adhesión a las siguientes proposiciones: 1ª, su adhesión a la Masonería; 2ª, decretar que España será un Estado laico; 3ª, para la reforma de la familia, decretar el divorcio y 4ª, instrucción pública laica.

Sin titubear un instante, respondí: Esto ¡jamás! No lo puedo hacer como creyente. Personalmente soy católico, apostólico y romano. Y como quisieran insistir, los despedí con una venia. Al salir, me dijo el mismo señor: Lo sentimos, pues V. M. acaba de firmar su abdicación como rey de España y su destierro.

Prefiero morir desterrado, repliqué con viveza, que conservar el trono y la corona al precio de la traición y la perfidia que me propone».



Cuando se proclamó la II República, Alfonso XIII tuvo que exiliarse a Roma, donde murió el 28 de febrero de 1941 a los 54 años. Y no es que Alfonso XIII fuera un rey ejemplar: ni su vida privada se distinguía por ser moralmente intachable, ni su reinado fue digno de elogios. Pero, eso sí, prefirió morir en el exilio antes que conservar la corona al precio de la traición.

Actualmente, cabe señalar que en nuestro país, bajo la jefatura de Estado de D. Juan Carlos de Borbón y Borbón, su nieto, España se ha configurado como un Estado laico. La instrucción laica se ha instaurado en los colegios públicos, y se ha aprobado el divorcio, así como otras medidas contrarias a la familia impensables incluso para los masones de aquella época (aborto, fecundación in vitro, matrimonio homosexual, etc.). Si Alfonso XIII levantara la cabeza… 


1 comentario:

  1. Gracias a las masonerías desde hace siglos, España es un caos decadente. Erdogan, en Turquia, lo ha visto venir también y está haciendo purga de masones(que nadie les llame por su nombre en España, da idea del grado en que esta infiltrado ese cancer aqui). Con Franco hubo un saludable parentesis, lástima que le pilló ya mayor y terminaron saliendo del armario en tromba. Les tenía bien calados y por eso le echaron fama de conspiranoico, pero fue esa la razón de que prosperaramos tanto como clase media en esos 30 o 40 años. No se podía ni se puede doblegar las masonerías... le respalda todo el dinero del anglosionismo, pero se puede torear, es dificilisimo, pero Franco lo hizo. Se hizo util a cambio de que nos dejaran tranquilos por un tiempo. De hecho, estoy convencido de que apoyaron en los momentos iniciales el levantamiento. No en vano, habia algunos mandos militares masones en los nacionales. Hay, como en todas partes donde está la masoneria hay mucha conspiración. Y el accidente de San Jurjo, seguramente no fue tal.
    Lastima que sea tan dificil de hacer comprender a la gente, que el Nuevo Orden es basicamente anticristiano. Lo de laico o secular, es un paripe.

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